Bienvenidos a HDG
Aquí el menú lleva sabor, historias y raticos buenos.
No servimos comida rápida, servimos recuerdos con pan calentico.
Nuestra Historia
De origen murcianico, dónde los diminutivos añaden valor a las expresiones y el limoncico sabor a nuestros platos. De esta tierra provienen nuestras raíces, nuestro habla y acento panocho. Aquí crecimos con la sobremesa murciana, ese ratico tan especial que nos enseñaron a disfrutar nuestros abuelos, donde se fabricaban las risas, se intercambiaban las vivencias, se abrían los debates y se compartían las ilusiones. Momentos inolvidables, rodeados de la mejor compañía, envueltos entre dulce y salado… Esta es la especialidad de nuestra casa.
Así comenzó nuestra historia. Así tiene origen el Horno de Guardia.
Así comenzó nuestra historia. Así tiene origen el Horno de Guardia.
« Mira dónde pasa
la magia »
Entra sin llamar. Te enseñamos nuestros locales por dentro, con ese aire que no se copia, se siente. Mesas con alma, olor a horno y mucha historia que contar.
¿Quieres nuestra carta?
Pues toma tres tazas...
Aquí no hablamos solo murciano.
También sabemos francés, inglés y comer bien.
Porque si algo tiene nuestra carta, es que no necesita traducción para lo importante: sabor, antojo y ganas de repetir.
Descárgatela en el idioma que quieras.
Y vete pensando qué vas a pedir, que aquí se viene con hambre.
Nuestros locales
Distintos hornos, mismo alma.
Cada rincón tiene su encanto, su olor a horno recién hecho y su mesa favorita. Elijas el que elijas, vas a comer bien, vas a sentirte en casa… y puede que te quedes más rato de lo que pensabas.
Delantal y actitud
No pedimos experiencia en estrellas Michelin.
Pedimos ganas. De trabajar, de aprender y de hacerlo con alegría.
Si sabes lo que es llegar con el delantal bien puesto y la actitud aún mejor, estamos deseando conocerte.
Rellena el formulario y mándanos tu currículum.
El siguiente fichaje puede ser tú.
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Para llevar… pero distinto
No te llevas una taza.
Te llevas una risa que soltaste en la mesa Olivo 3, una frase que escuchaste
al fondo, esa vez que viniste “solo a mirar” y saliste con postre.
Todo eso está aquí, convertido en cosas que duran más que el café con leche.
Pequeños recuerdos, pero bien cargados de historia.